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La Mano de la Reina fue la leal escolta de la Reina Errante. Sin embargo, la desgracia aconteció cuando el deber de protección de la escolta se vio eclipsado por el deseo que sentía de ver feliz a su reina. El reino cayó, y la reina murió en sus brazos. Ahora, en forma de espíritu akana, la Mano deambula en una noche eterna, cargando con el peso de su arrepentimiento.