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Cuenta la leyenda que la Sombra Ardiente era un guerrero que se sacrificó por una causa noble, solo para ver caer a sus aliados. Convencido de que su sacrificio había sido en vano, el dolor consumió su alma, hasta que solo quedaron las sombras y la ira. Ahora atormenta a los guerreros rebeldes, aviva el fuego en sus corazones hasta que se vuelven parte de sus clones de humo y sombras.