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Hasta los ejércitos del orden salen despavoridos al escuchar el lejano estruendo de los cascos, pues el frío de la noche aproximándose les cala hasta los huesos. Tienen muy claro lo que esto augura... Hecarim se aproxima. En su descenso, lidera a una legión de jinetes envueltos en sombras, dando paso al caos que siembra la masacre de Hecarim.