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El diabólico Fizz estaba tan celoso de las voces mágicas y melodiosas de las ranas que aprendió a cantar e invocar la lluvia por su cuenta. Aunque sus canciones eran ensordecedoras al principio, no tardaron en provocar lágrimas entre sus oyentes. Con su maravillosa voz, Fizz está dispuesto a aguarle la fiesta a todo el mundo.