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El primer espíritu dio forma a dos hermanas, una a partir de la robusta rama de un árbol y la otra a partir de una efímera flor. Ambas serían las Guardianas del Árbol. La primera fue firme y justa. La segunda, poderosa pero problemática, creó criaturas demoniacas. Su desenfreno obligó al primer espíritu a encerrarla en una arboleda. La otra hermana, ahora la única Guardiana del Árbol, se mantiene alerta en una vigilia eterna.