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Rell corrió mientras su hogar se deshacía en las manos del quinto Mensajero, pero la joven Bruja Polvorera no iba a huir ahora. Ajustó su postura se montó a la silla de un caballo hecho de magia, vapor y fuego. Desde su lomo, miró hacia abajo al atormentado pistolero. "Vamos, anciano. Tenemos una segunda oportunidad y no pienso desperdiciarla".