Anuncio

Puede ponerse rudo, pero todos saben que no hay que meterse con Warwick. Entre sus cicatrices, su impecable acicalamiento y su séquito de lobos, más vale que la Gala se lo piense dos veces antes de llamarle bestia.
Puede ponerse rudo, pero todos saben que no hay que meterse con Warwick. Entre sus cicatrices, su impecable acicalamiento y su séquito de lobos, más vale que la Gala se lo piense dos veces antes de llamarle bestia.