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Vinieron a Syndra como una estruendosa parvada de aves carroñeras, invitándola a liberarse de las ataduras mortales. El viento infecto que trazaba el aleteo de aquellas aves la conduciría hasta el lugar del ritual. Ahí, ayudada por una de sus hermanas brujas, despertó al Rey Astado de su putrefacta tumba. Ahora busca castigar a todo aquel que se oponga al Aquelarre o a los Dioses Antiguos.