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Sett, que vivió su infancia como marginado, juró que obtendría el poder necesario para destruir a cualquiera que le hiciera sentir débil. El dragón de obsidiana percibió su coraje y ferocidad y lo bendijo con una piel dura como la roca de la que toma su nombre. Ahora utiliza su fuerza sobrehumana para forjarse una reputación en la arena de combate y hace temblar a sus enemigos con cada golpe que percute inocuamente en su vítrea piel.