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El maestro de la joven guerrera la advirtió de la crueldad del mundo y el temple que este requería. Luego, le dijo que se atravesase el corazón. Pero, cuando alzó su hoja para hacerlo, fue incapaz. Se enfrentaría al mundo con el corazón intacto. Huyó en busca de un nuevo camino y se topó con la Sombra Ardiente, un maestro que no le exigiría su corazón, pero que lo destruiría de igual forma.