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Acudieron a Akali descendiendo desde las copas de los árboles a una velocidad imposible para rodearla y la provocaron para que se adentrase todavía más en el Bosque ancestral, hasta que se perdió irremediablemente. Entonces, una voz le susurró su destino al oído: morir sola en el bosque o alzarse en su nombre. De ese modo, consiguió salir del bosque... y cayó directamente en los brazos del Aquelarre.