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El Custodio Cenizo fue otrora un hombre que, junto a una cervatilla, cuidaba con mucho empeño de un bosque sagrado, hasta que el fuego lo consumió por completo ante sus ojos. Al igual que el bosque, su corazón quedó reducido a cenizas, pues había olvidado que la muerte da paso a un nuevo florecer. Ahora, las flores que cuida estallan en llamas invisibles y sus jardineros se han convertido en aullantes criaturas de la noche.