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Durante su entrenamiento, a Rell le enseñaron que la arena era implacable. Una vez dentro, solo podía confiar en sí misma, y a lo mejor en su montura de turno..., si es que lograba mantenerse sobre ella. Si te descuidas, el cruel mundo de la arena te atravesará sin piedad, te hará sangrar y te hará caer. La Ordalía se forjó con sangre y acero en el fragor de la batalla..., al igual que ella.