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Los jonios suelen hablar del Coleccionista de Almas entre advertencias y susurros, pues es este obsesivo espíritu quien se cree que intenta que los muertos se desvíen del camino hacia la salvación. ''Temed su avaricia'', suele decirse, pues atrapa durante toda la eternidad a aquellos que encuentra, como simples fruslerías de su preciada colección de almas.