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Los coraza plateada, al igual que el Protectorado antes que ellos, no pueden confiar en incontables pueblos conquistados para reforzar su ejército de la forma en la que lo hacen los yelmo sombrío. Sivir, una hábil mercenaria, entró en las filas de la orden tras prestar juramento, aunque solo se tomó su causa en serio cuando conoció el verdadero propósito de la organización.