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La odiada Kayle devorasoles deseaba ser una con ese ente divino al que adoraba, devorando el sol primordial y recorriendo la tierra en un eclipse eterno. Enloquecida por la luz e incapaz de contener su poder, se deshizo en fragmentos que entregó a un ejército de guerreras brujas, que asesinaron a los demás dioses en un acto de blasfemia imperdonable.